Cuando me puse en contacto con David, me encontraba en una situación en mi puesto de trabajo de la que no sabía salir sola ni sabía enfrentarme a ella. Yo quería que me pasara algo realmente malo para poder salir de allí. Cuando le conté mi angustia y mi falta de ilusión, mis pocas ganas de vivir y mi abatimiento, David me escuchó y me ayudó a enfocar de una manera positiva mi situación.
David me ayudó a retomar mi capacidad de decisión, me enseñó ejercicios para recuperar la autoestima y a poder marcar mis límites. Yo decidí, por mí misma, dejar ese puesto de trabajo, porque no era lo que yo quería.

Ahora, tras unas pocas sesiones, me siento como si fuera otra persona, la persona que era antes de haber pasado por los peores momentos de mi vida. He recuperado la alegría, las ganas de hacer cosas, permito que la gente me muestre su cariño de manera física así como la bondad que había en mí y en la gente que me rodea.

Yo acudí por un problema en concreto, pero que escondía cosas mucho más importantes, estoy gratamente agradecida de que me haya ayudado a saber cómo quererme a mí misma, a perdonarme y a tener una confianza con la que me siento segura en cualquier momento, teniendo reacciones y comportamientos que hace tan sólo seis meses eran impensables en mí. De hecho, he sido capaz de enfrentarme a los fantasmas que siempre había rechazado hacerlo, he aclarado cuestiones que me carcomían, y, por primera vez en mi vida, me siento orgullosa de quién soy y de cómo soy.

No tengo palabras para agradecerle a David todo lo que me ha enseñado, porque, sobre todo, el trabajo que David ha estado haciendo conmigo es el de haberme ayudado a convertirme en un sujeto activo de mi vida, enseñándome cómo recuperar las riendas de mi vida.