¿Cómo explicar con pocas palabras lo que he aprendido con mi coach? Fácil: a tener paz, autocontrol y a creer en mis capacidades. Yo me creía muy complicadito y era por eso que mi vida no avanzaba… pero vaya, resulta que no era para tanto. Con David te das cuenta de qué es lo que te lastra y te ofrece técnicas para quitarte los “cepos” que te aprisionan.

Comprendes que somos más simples de lo que nos creemos. El no te va a decir “lo que te pasa”. Te va a ayudar a que seas capaz de que te veas y de que lo digas tú. Tiene una gran capacidad de meter el dedo en la llaga y escarvarte en la suciedad… y de forma muy rápida. Las técnicas que ha usado conmigo me parecían demasiado simples e incluso infantiles… y es que la solución va por ahí: a lo mejor a quien tenemos que “arreglar” es a ese niño que siempre llevaremos dentro.
En serio: funciona. La paz que tengo conmigo y como me manejo con los demás no tiene nada que ver a antes de empezar mi proceso de coaching. Yo, como dice él “ya me licencié”, pero me gusta volver a tener alguna sesión esporádica. Más que nada para no olvidarme de dónde estoy ahora. Y también porque siempre surgen nuevos retos a los que enfrentarse, y en los que agradezco su guía en el proceso de madurarlos.
Vamos… que de putamadre.