Cuando decidí ir a coaching estaba apunto de tocar fondo, no veía salida por ningún sitio y estaba a punto de sumirme en una depresión. Mi trabajo, mi familia, incluso la relación con mis amigos iba en declive, me sentía tan insegura, tan tristemente inestable que mi vida era una continua incertidumbre. Quería salir de eso, no quería continuar sintiéndome de esa manera pues me hacia daño a mi misma y lo más importante: a los que tenia a mi alrededor.

Gracias al coaching he aprendido que para poder hacer feliz a los que más amas primero te tienes que quererte tú. Valorarte para poder valorar todo lo que tienes a tu alrededor. La seguridad viene sola cuando das la importancia justa a lo que los demás puedan pensar sobre ti. Dando amor, recibirás amor. Es así de sencillo. En cuanto a metas en la vida, nada es imposible, si quieres algo y de verdad crees en ello, lo tendrás.

David, el nombre de mi coach, ese nombre mágico que recuerdo cada vez que mi animo se tambalea peligrosamente, porque no siempre te encuentras igual de fuerte para afrontar el día a día, pero, ¿quién dijo que iba a ser fácil?, es una lucha continua en la que nunca tenemos que dejar de batallar, pero eso es lo que te hace valorar más aún las cosas.

Ah!, se me olvidaba una cosita. GRACIAS POR CAMBIAR MI VIDA.