La primera vez que acudí a David era precisamente porque todo estaba perfecto: había tenido una vida exitosa, logrado todo lo que me proponía. Sin embargo me aburría inmensamente: una busqueda incesante de emociones externas, un hastío de todo, y una clara ausencia de sueños.

Diagnóstico: me desarrollaba en el mundo con un traje y una imagen de alguien que no era yo, “un Ávatar” dijo David, y mientras el Ávatar desempeñaba su papel en el día a día, mi Yo Verdadero moría de aburrimiento, no me escuchaba, no le había preguntado nunca de verdad qué quería él.

No lo podía creer. Nunca se me había ocurrido pensarlo así. Nunca le había dado importancia a lo más importante. Había vivido jugando el juego desde afuera, cuando tenía que jugarlo desde dentro de mí.

Tan simple y tan dificil a la vez. Sin embargo con la guía de David los logros se van notando pronto, cada pequeño esfuerzo reditúa en una gran satisfacción: van llegando los días en que ya no hay aburrimiento, en que ya no hay ansiedad, en que de repente te deshaces de lastres que te han limitado durante años… y días en que incluso se alcanza una satisfacción y tranquilidad que creo no haber conocido antes.

Al final, logré lo que iba buscando “sólo” un cambio de perspectiva.

A veces, hace falta desaprender un montón de cosas acerca de la persona que has sido siempre para poder aprender algo acerca de la persona que quieres llegar a ser.

Cuando hace falta evolucionar, pero no tienes claro por dónde empezar, éste es un buen sitio donde empezar a hacerlo.

Mi agradecimiento a David por su enorme paciencia ante mis argumentos de resistencia… 😉