Conocí a David a través de una amiga que me recomendó visitarle. Al principio fue escéptico, pero siempre humilde ante sus consejos, que seguí sin creerlos del todo. Y la vida es una caja de sorpresas porque la ayuda de David me ha producido un cambio interior enorme. Al final todo me ha llevado a que me diera cuenta de que podía cambiar mi vida. Lo primero que ocurrió es que David me ayudó a identificar una serie de creencias que limitaban mi vida. Por lo tanto comencé a desterrarlas de mi mente con su ayuda. Más tarde, comencé a conocerme a mi mismo, mis talentos y sobre todo mis valores. En cuanto comencé a trabajar con las herramientas que me ha proporcionado David, se obraron y se siguen obrando una serie de milagros en mi vida que todavía no puedo llegar a creer.

He vuelto a nacer y estoy consiguiendo ser más “yo mismo”, a través del entusiasmo. La palabra entusiasmo proviene del Griego y significa tener un Dios dentro de sí. El entusiasmo no es una cualidad que se construye o que se desarrolla, es un valor.  Es un estado del ser, de afirmación de sí mismo. La persona entusiasta es aquella que cree en su capacidad de transformar las cosas, cree en si misma, cree en los demás, cree en la fuerza que tiene para transformar el mundo y su propia realidad. Ahora estoy impulsado a actuar en el mundo, a transformarlo, movido por la fuerza y la certeza de mis acciones.

Tenemos muchas vidas entre el nacimiento y nuestra muerte. Gracias a David estoy viviendo otra vida donde me siento más libre de elegir y la vivo lleno de entusiasmo.